Diario Salvaje: los diarios perdidos (tercera parte)


Alcanzo con esta entrada (la 501 del blog) el final de estos rápidos resúmenes de las partidas jugadas durante los últimos meses. Después de llegar a Mägero y recuperar el cofre dimensional que les había sido robado, el grupo de los Cayados de Levante llevó a cabo diversas misioncillas breves. El fin de todas ellas fue conseguir que contactaran con diversos personajes y respiraran un poco de aire local.

En primer lugar Ripardo, uno de los Grillos (el grupo de ciudadanos concienciados con el que los aventureros se habían asociado), les dio un encargo de enorme importancia para él. Después de muchos años, había descubierto que su padre era Beltas Krun, quien dirigía las operaciones de los Paupérrimos. Esta banda operaba en el barrio de Mil Toldos, encubierta bajo la apariencia de una casa de misericordia, y Ripardo había pensado en descubrirlos ante las autoridades, aunque la ausencia de pruebas lo frenaba. Así que los PJ se hicieron pasar por necesitados (o amigos de ellos) y se colaron en el lugar. Allí se toparon con un guardia encubierto, y aunque destaparon la operación demasiado pronto, al final todo salió bien.
Esta pequeña aventurilla es St. Caspieran's Salvation, incluida como misión secundaria en Shadow in the Sky, la primera entrega de la campaña Second Darkness para Pathfinder.

Los Grillos no dejaban de ser fuente de nuevas aventuras, pues Veto, joyero en el barrio de Orillas Lejanas, andaba preocupado por diversos robos que habían tenido lugar en algunos de los locales comerciales cercanos a su hogar. En la última ocasión, los ladrones mataron al dueño, cuando este los sorprendió durante el robo. Aunque andaban un poco perdidos (no supieron sacar provecho de las monedas de arcilla que los bandidos dejaban en cada uno de sus crímenes, ni de la palabra «Báratro» escrita en el dintel de las puertas asaltadas), hubo una pequeña confrontación mientras seguían sus pesquisas por el barrio (es lo que pasa cuando preguntas a un guardia que, ¡oh, casualidad!, está en nómina de una banda criminal). Descubrieron así que el grupo estaba formado por completo por infusos (seres humanos en cuya línea de sangre, de vez en cuando, surgen mutaciones por alguna influencia demoníaca del pasado). Olië, la maga del grupo, decidió hacerse pasar por infusa (dado que, por un accidente arcano, su piel es rojiza). No les salió muy bien la estratagema, y el resto de los Cayados tuvo que acudir en su rescate. Después de varios combates en la guarida de los Bastardos del Báratro (un viejo templo a una deidad apocalíptica), los héroes se dieron de bruces con un nuevo demonio, al que encerraron sin dudar en una de esas vasijas demoníacas con las que cargan.
Esta aventura procede de Bastards of Erebus, la primera entrega de Council of Thieves. La modifiqué bastante, para darle más peso a una investigación previa y reducir el número de combates. Pero al final añadí el demonio para compensar.

Otra de esas misiones secundarias (que todavía se encuentra activa) se inició con Grovio, otro de los Grillos. Durante el rescate de Arael (el líder de los Grillos) el tío de Grovio había prestado algunas monturas, y ahora solicitaba un poco de ayuda. Su amigo Mand, un Inspirado de Kärantel, creía haber descubierto un grupo de Nacidos de la Plaga (una oscura secta que deseaba acabar con todo el mundo a base de enfermedades y venenos). Mand les propuso a los PJ averiguar dónde estaba su cuartel general y luego eliminarlos. Para ello, los Cayados contactaron con el guía más afamado de la ciudad, el hienántropo Cejablanca. Este les dijo que averiguaría lo que pudiera, pero antes debían hacerle un favor: investigar los asaltos de caravanas sucedidos en el área dominada por su antigua tribu. Allá que se fueron los PJ, y tras eliminar a la «deidad» que había hechizado a los hienántropos (una naga, en realidad), regresaron a Mägero. Cejablanca les informó de que los Nacidos de la Plaga se reunían en el almacén del padre Chacal, así que el grupo decidió realizar una excursión nocturna. Sin embargo, el enfrentamiento con los que guardaban el lugar no les fue bien del todo, y tuvieron que retirarse sin conseguir su objetivo. Para mayor verecundia, se vieron obligados a acercarse al Templo del Sagrado Calor para recibir algunas atenciones médicas.
El padre Chacal y su almacén componen el final de Jackal's Price, la tercera aventura de Legacy of Fire, que partí en diferentes encuentros (la mayor parte durante el viaje hacia Mägero). El problema presentado por la tribu de Cejablanca es de una aventura publicada en el número 48 de la vieja revista Dungeon (en inglés): To bite the moon. Otros detalles, como el propio Cejablanca y el lugar donde encontrarlo proceden de la ambientación de Ptolus, de la cual incluí material para darle mayor vidilla a Mägero. (De eso ya trataré en otra entrada).

Durante su camino al almacén del padre Chacal, los Cayados evitaron que un par de maleantes asesinaran a una mujer, embarazada para más señas. Decidieron por sí mismos investigar el caso, lo cual les llevó a reunirse con los que habían contratado a los criminales, y a través de ellos hasta Töridan Cran, un fertrasno (semiorco) que intentaba hacerse un hueco entre los mafiosos de la ciudad. No sobrevivió a su encuentro con los Cayados, que acudieron a su casa en busca de información, y solo obtuvieron un nombre del libro de cuentas: un tal Tenjol había pagado a Töridan para que contratara a alguien y eliminara a la mujer (dando su nombre, descripción y lugares donde podía encontrársela). Sin embargo, no lograron encontrar a nadie que pudiera saber quién era ese Tenjol.
Esta parte comienza a adaptar las Adventures que aparecen en el material de Ptolus.

Así pues, los Cayados de Levante tienen ahora dos tramas abiertas, y he alcanzado el punto actual de la campaña. Bueno, hemos jugado una partida más, pero eso lo podrán ver en un muy próximo vídeo en el canal.

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