Diario Salvaje: los diarios perdidos (segunda parte)


Otro resumen rápido de esas sesiones jugadas que se quedaron en el tintero. En la entrada del otro día el grupo de PJ, los Cayados de Levante, se quedaron a las puertas de Mägero, la gran ciudad del comercio en las Tierras Salvajes, dispuestos a recuperar el cofre dimensional que les había sido robado.

Pero lamentablemente no entraron con buen pie en la ciudad, y tras una única noche en la casa de Farüq (el PNJ que les acompañaba en este viaje, y que ahora debe preparar el encuentro con la gobernante de la ciudad, la Reina Patrona o Madre del Comercio), un guardia acudió en su busca. Jemlot, el guardia, les informó de que había aparecido un cadáver la noche anterior, sobre el cual había quedado un papel con el nombre de Lezan (uno de los PJ). Jemlot no creía que fuera culpable del crimen (como en un principio habían pensado), pero imaginaba que no sería mala idea que investigaran por su cuenta qué relación había con el asesino o su víctima. La búsqueda les llevó a conocer diferentes sitios de la ciudad, como el barrio rico de Aguilero, donde el asesino tenía su guarida. Resultó ser un viejo cazarrecompensas que había trabajado durante un tiempo con Lezan. Al entrar en contacto con una secta caótica se vio arrastrado a una espiral de violencia de la que en realidad deseaba escapar, y buscó para ello la ayuda de su viejo conocido.
Esto adaptaba a Mägero la trama de The Skinsaw Murders, la segunda entrega de la campaña Rise of the Lunelords (escrita por la gente de Paizo antes de la salida de Pathfinder y ya traducida al castellano). Me permití incluir un gancho bastante forzado, pero al menos personalizado para uno de los miembros del grupo.

Por supuesto, los PJ no olvidaban que habían sido víctima de un robo de cierta importancia, y cuando Farüq les comentó que durante sus pesquisas había averiguado que en el Escarabajo Dorado, un local de juegos regentado por un tal Taür von Käskerkin, tal vez podrían saber más, les faltó tiempo para acudir al lugar. Sin embargo, Taür no tenía intención de entregarles la información que disponía sin que el grupo trabajara para él. El Escarabajo Dorado no pasaba por un buen momento, y Taür deseaba ayuda para reflotar el negocio. Los miembros de los Cayados hicieron diversas tareas en el propio local, desde revisar la decoración hasta actuar durante la noche, y se enfrentaron a la milicia de los Balaqazär (la familia criminal con mayor poder y extensión de la ciudad) cuando acudieron a cobrar su tasa por la «protección» del local. También investigaron la desaparición de uno de los trabajadores del Escarabajo Dorado, justo cuando se disponía a pagar buena parte del préstamo que Taür había necesitado pedir al usurero llamado el Roñas, pero no sacaron nada en claro.
Toda esta parte es una adaptación de Shadow in the Sky, la primera entrega de Second Darkness. Eso incluía esa suerte de minijuego en que se convirtió ayudar a reflotar el local, con chequeos de habilidad que permitían añadir bonificadores a una tirada de rentabilidad diaria. Con ello, los PJ podían ganar algo de plata.

Mas adelante Taür les contó que había averiguado que los Balaqazär se disponían a asaltar el Escarabajo Dorado como represalia por la pequeña refriega, y que para coordinar dicho asalto algunos jefes menores tenían pensado reunirse en la pescadería de Lam (en realidad, un lugar de producción de paté a base de pulpa de insectos, ¡ñam!). Sin embargo, cuando acudieron al local los Cayados fueron objeto de una emboscada por parte de unos ratisomes (licántropos de tipo roedor, como los wererats). Justo cuando el combate se ponía a su favor, aparecieron los Caballeros del Garrote y una buena cantidad de guardias urbanos. Por fortuna para ellos, dos individuos acudieron en su ayuda: Minitauro, el alter ego heroico de un chaval que el grupo había contratado como guía, y una misteriosa mujer encapuchada. Ambos los guiaron a través de un túnel y luego por la maraña de callejuelas a diferentes niveles que constituye la Ciudad de las Cuerdas, hasta alcanzar la seguridad de la guarida de la Conciencia de Mägero, un grupo de ciudadanos que los jugadores bautizaron como los Grillos.
A pesar de surgir de Shadow in the Sky, el escenario de la pescadería de Lam lo obtuve del encuentro que da inicio a Edge of Anarchy, la primera aventura de Curse of the Crimson Throne). Por su parte, la huida a través de las callejuelas y la existencia de un grupo de ciudadanos concienciados aparece en Bastards of Erebus, la primera entrega de Council of Thieves, aunque allí la huida se realiza a través de las alcantarillas.

Este encuentro entre los Cayados y los Grillos fue fuente de nuevas aventuras y encargos, además de que se unió al grupo esa mujer que los había ayudado (y resultó ser un alba, cuando los albos han sido exterminados en las Tierras Salvajes,y aún hoy se los caza si son vistos en alguna ocasión). En primer lugar, los Grillos pidieron a los PJ que los dirigieran en el rescate de su líder, Arael, que había sido capturado por el Garrote y, con toda seguridad, iba a ser ajusticiado sin juicio previo. Tras una interesante persecución y muchas amenazas, cumplieron su objetivo, lo que les ha granjeado un enemigo de cierta categoría, el signifer Ssangen.
Todo esto, de nuevo, creado con la información contenida en Bastard of Erebus.

Después de esto, los Grillos les contaron a los PJ que creían que Taür les estaba engañando, y que trabajaba para los Balaqazär, así que no tardaron en acudir con ganas de derramar sangre. Por su parte, el dueño del Escarabajo Dorado había cerrado el local y no dudó en contratar algo de músculo para reforzar las barricadas que había colocado en la entrada. Todo eso no fue obstáculo para el grupo, que entró a ira y fuego hasta el subterráneo bajo el local. Allí, Taür negoció la rendición y les contó que los Balaqazär le habían forzado a guardar el cofre dimensional para ellos, después a mantener ocupados a los aventureros, y por último a enviarlos hacia la emboscada en la pescadería. Lamentablemente, su propia hija, Sota von Käskerkin, había robado el cofre después de una discusión familiar, y Taür no tenía ni idea de dónde encontrarla.
En Shadow in the Sky, Saul Vancaskerkin es bastante más malvado y hay muchas probabilidades de que acabe muerto a los pies de los PJ, pero es cierto que tiene a otro malo manejándolo. Pero es que yo no quería sacar a los drows tan pronto (bueno, no son elfos oscuros... o tal vez sí, pero de otra forma).

La búsqueda de Sota comenzó por una visita a su tío, Margröt el Maravilloso, el líder de una pequeña feria de zíngaros que han tomado posesión permanente de un callejón de la ciudad. Margröt les indicó que tal vez las Gatas de los Tejados, con las que Sota trabajó durante un tiempo, podrían saber algo. Los Cayados no encontraron a las Gatas, pero en el almacén donde se reunían anteriormente se encontraron con quien les alquilaba el local, y este les dijo que había escuchado rumores sobre que Sota se había ocultado en el interior de las ruinas de la Liga de Exploradores (que fue tiempo ha prohibida en Mägero por cierto escándalo que ahora ni viene al caso). Así que allá que se fueron. Pero el acceso a las ruinas está cerrado, tal y como les contó Rojo 1, el líder de una pequeña patrulla de aquilántropos que los interceptó durante su búsqueda. El acceso está controlado por Aran Niord-Juliera, el gran jefazo de los mekranistas en la ciudad. Los PJ se entrevistaron con él, pero nada quiso saber de dejarles pasar al interior. Sin embargo, Rojo 1 ya les había ofrecido una vía secundaria: acceder a los niveles inferiores por la cara del precipicio sobre el que se asienta Mägero.
Para la búsqueda de Sota seguí de forma muy ligera Shards of Sin, la primera entrega de Shattered Star. Pero incluí mucho material adicional, y eliminé el subterráneo porque no me gustaba el estilo.

Los Cayados pudieron explorar el nivel inferior de aquel complejo (el acceso hacia lo alto estaba anulado, ya que de la plataforma de ascenso no quedaban más que unas cadenas suspendidas a demasiada altura), y se enfrentaron a un par de mórtidos interesantes (una de las cuales estaba realizando experimentos psiquiátricos muy raros con Sota). También encontraron una suerte de sarcófago de cristal, en cuyo interior, suspendido en un líquido azul, se hallaba un hombre adulto. Luego se presentaría como Uzban Paläb y diría trabajar para la Liga de Exploradores, aunque el último recuerdo de su memoria, algo dañada tal vez por el proceso que lo había mantenido con vida, era, según dijo, de ochenta años atrás. Así que en definitiva no solo habían salvado a Sota, sino también a un desconocido del que no sabían si fiarse, y al que de momento mantuvieron encerrado en la casa de Farûq.
Tomé esta aventura del módulo D2 Seven Swords of Sin, que contenía un subterráneo más adaptado al tamaño reducido que necesitaba. Pero reduje cosas (como siempre) e introduje el inicio de una supratrama (ya lo iremos viendo).

Sin embargo, Sota no tenía con ella el cofre dimensional: lo había escondido en un nicho de las catacumbas bajo el monasterio hienántropo abandonado. Lamentablemente, a su llegada descubrieron que no estaba tan abandonado como pensaban, y un visitante demasiado curioso había liberado a todos los demonios que tenían encerrados en sus correspondientes vasijas. Así que los Cayados tuvieron que volver a enfrentarse a algunas de aquellas criaturas, aunque su ascenso en poder, el fragmento del Pentángulo recuperado y una buena dosis de suerte les ayudó a superar aquel escollo y a evitar que los demonios sembraran el pánico por la ciudad.
Para las catacumbas me basé en algunos de los lugares y encuentros descritos en D3 The Demon Within.

Y por fin los aventureros tenían a su disposición el cofre dimensional, y a buen recaudo las vasijas (aunque están pensando en la forma de protegerlas más y evitar así que alguien las abra).

Me dejo para otro día la conclusión de estos diarios perdidos.


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