Útiles y pertrechos para el sendero (I)


El pasado año salí de caminata menos de la mitad de lo que debería, y la mitad de lo que debería... En fin, ya me entienden. Y además, en las ocasiones en que salía no realizaba una entrada con los datos de la ruta o simplemente con las fotos tomadas. Pienso poner remedio a todo ello.

De momento, quería aportar algunas consideraciones sobre el equipo básico que necesitamos para practicar senderismo. Naturalmente, parafraseando la famosa canción de Jarabe de palo, todo es relativo: no usaremos las mismas cosas en un pequeño paseo en las proximidades de una población, que en una larga ruta en la que nos veamos obligados a pernoctar. Del mismo modo, como en cualquier otro deporte, el dinero que nos dejemos en el material dependerá de la cantidad de uso (además de los fondos disponibles, claro); debemos evitar un gasto innecesario en un objeto que va a quedarse durante todo el año en el armario.

Y ahora veamos por encima algunos de estos pertrechos:

  • Calzado: El "instrumento" indispensable para el senderista son sus pies, por lo que un buen calzado debe ser lo primero en nuestra lista. Para salidas cortas pueden hacer el papel unas zapatillas de deporte, pero incluso para eso aconsejaría unas botas de senderismo. Y sí, mejor bota (lo que llaman de media caña es lo habitual) porque al tener el pie más sujeto se evitan pequeños accidentes. No es necesario que sean las más caras del mercado (con materiales como el Gore-Tex o lindezas así), pero lo ideal es que el pie transpire y el tejido no se empape a las primeras de cambio. Para que los que conozcan Decathlon se hagan una idea, yo adquirí unas Forclaz 600 (de la famosa gama Quechua) porque estaban en oferta (50 € en lugar de 80); eso fue hace ya seis o siete años, y hará un mes les cambié los cordones, y casi parecían nuevas. En ciertas condiciones atmosféricas deberemos adaptar el calzado. Por ejemplo, aquellos que visiten zonas pantanosas agradecerán unas botas de agua, y a los que tengan la suerte de atravesar nieve, tal vez les vengan bien unas polainas. Nunca he probado estas últimas, pero la verdad es que algún día, en rocío abundante, las he echado en falta.
  • Otras prendas: El resto de la ropa tiene una menor importancia, siempre que sea cómoda, ligera, y que se adapte al clima. Atravesar muchos senderos medio devorados por los matorrales me ha enseñado que es mejor el pantalón largo que el corto (para evitar los rasguños y los picores), y mejor el tejido tipo lona o gabardina que el algodón o el poliester (para evitar quedar enganchado). Respecto al abrigo, dependerá de la persona, pero es mejor pasarse (siempre que la prenda sea ligera, como una camisa térmica o un cortavientos) y luego llevarla atada a la cintura o en la mochila, que no al revés.
  • Bastón: Algunos lo tendrán por innecesario, pero el bastón ayuda mucho al senderista. En primer lugar, ayuda a las piernas en su tarea de soportar el peso corporal, aunque sea una pequeña parte. Y, sobre todo, puede ser un buen apoyo en ascensos y descensos. Lo considero casi obligatorio para aquellos que, por ejemplo, tengan tobillos débiles, o, como yo, hayan sido operados de una rodilla. Como uno no siempre encuentra una buena rama que le sirva como bastón improvisado, aconsejo adquirir uno de altura adaptable (telescópico), y a ser posible con anti-shock.  Yo compré el mío en un multiprecio, y estoy la mar de contento. También pueden usarse dos bastones, aunque supongo que esto será más útil en las zonas con pendiente escasa.

Hasta aquí por hoy. La semana próxima veremos qué cosas podemos echar en la mochila, si es que la llevamos...

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