FénixCon I (primera parte)

Hace un par de fines de semana tuvo lugar la primera Convención Privada de las Garras del Fénix, consistente básicamente en dos jornadas de rol intensivo y en vena, salpicadas por algún evento especial.
Todo comenzó cuando uno de nuestros roleros de, digámoslo así, habitualidad secundaria, nos rogó que postergáramos nuestra partida del domingo 4 de abril para el día siguiente, que era festivo. Sin embargo, uno de los habituales (aunque impuntuales) sí que curraba el lunes. Así pues, en mi inmaculada sapiencia de Master y Narrador de historias, se me ocurrió que podíamos hacer dos partidas.
Desenrollar el ovillo que partía de ese hilo me llevó a proponer a mi grupo de juego que, para no gastar el billete en hacer dos viajes desde Valencia, se quedaran a dormir en casa, y así podríamos jugar una de La llamada con mi querido Commaster. Naturalmente, todos aceptaron, y de hecho hubo algunas adiciones extra-roleras, como en todas las convenciones, como visitar algunos de los hitos históricos de Sagunto.
Sin más preámbulos, que con este nos sobra, vamos a ver algunas fotos del primer día.

Mi querida Eva, demostrando que las chicas pueden hacer dos cosas a la vez (en este caso, pintar y jugar a rol, ¡con dos personajes!); un servidor, explicando algunas cosa (creo que en ese momento estábamos con el rollo del teletransporte que pueden ver en la anterior entrada); y Miguel, ocupado en ser cochino (¡pero no te muerdas las uñas, hombre!):


Guille, Alfredo y Rob, tratando de descubrir un nuevo sortilegio. Al fondo Pilar, la novia de Miguel, que había venido a estudiar (qué risa) y a la de Cthulhu.

En otro ángulo, las espaldas de Rob y Eva (No es fácil ser verde, y si no que se lo digan a Shrek), el Narrador extrañamente divertido y Miguel.

Un momento después, las espaldas de Rob y Alfredo, y Guille que seguía en pie. La única que no sale en las fotos de toda esa primera sesión es Ana, que está detrás de la cámara.

Y por la tarde, comenzó la visita por Sagunto. Dimos un par de vueltas y luego nos subimos en dirección al teatro y al castillo, pero, como Alex estaba a punto de llegar, únicamente llegamos hasta lo que los locales llaman el Mirador (que no es más que otro trozo de muralla). En la primera, tres chicas guapas: Pilar, Ana y Eva.

Y, tras un cambio de fotógrafa y de decorado, Pilar, Karol (que se había apuntado tardíamente y aguantó como una campeona la sesión de la La llamada e incluso acudió al día siguiente (¡ayudándonos con más comida!), y Ana.

Al fondo, vigilando desde las almenas, Rob. Miguel contemplando la siguiente línea de murallas. Y el Narrador, ¡qué pose chulesca, oye!

Para que luego digan, Rob el Arquero también protege a los embarazados.

Dos de los Roig se perdieron en la espesura durante un rato.

Y... ¡eh! ¡Que hay niños delante! ¡¿Pero es que nadie piensa en los niños?! Que potito, oye.

Y mañana, seguiremos con la partida nocturna y la del día siguiente.

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